Masajea los dos ojos al mismo tiempo, con la cabeza y la espalda bien rectas y la nuca apoyada. Pon la yema del dedo corazón de cada mano sobre los globos oculares, desde la parte más alta del párpado superior hasta la línea de las pestañas. Haz movimientos muy lentos y suaves. Mantén los dedos apoyados hasta que notes la relajación interna. Repítelo unas 20 veces.

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