Los polvos después de la aplicación del máquillaje y corrector, matizarán y ayudarán a asentar los productos utilizados. Podremos encontrar varios tipos, pero resumiremos en polvos sueltos o compactos.
Polvos sueltos
Coge la cantidad que más o menos creas que es necesaria con una borla. Descarga una pequeña cantidad de polvo sobre tu mano y pasa la borla por toda la superficie de la piel, incluyendo la boca, cuello y orejas, dando golpecitos y ejerciendo siempre una ligera presión con el fin de que los polvos se adhieran a la piel.
Si necesitas mas producto, recoge el polvo que has descargado en tu mano y vuelve hacer la misma operación. Cuando hayas empolvado todo tu rostro coge un algodón y mediante toques suaves retira el exceso, si lo crees necesario.
Polvos compactos
Es aconsejable que tengas una brocha grande para que el polvo quede mucho más esparcido. Coge la cantidad de producto que creas necesaria y descarga dando un pequeño golpe sobre tu muñeca, así el mismo exceso de polvo caerá de la brocha, y no correrás el riesgo de aplicar cantidad innecesaria. Si tu crees que has empolvado poco vuelve a repetir la misma operación.
Lo que nunca debes hacer
Tenemos costumbre de pensar que cuanta más cantidad de producto, más tapamos nuestras imperfecciones, y no es así, el secreto de un buen máquillaje es trabajarlo bien y con la cantidad necesaria, piensa que cuanto menos natural sea tu maquillaje más se fijaran y si tu estas intentando disimular algo puedes hacer que haya un efecto rebote.
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