Lavar el cabello como mínimo un par de veces por semana. Usar un champú neutro, sin detergente, que permita un lavado diario. En el verano, luego de bañarse en mar o piscina hay que lavarlo para eliminar la sal y el cloro, y evitar la resequedad del cabello.
Humedecer el cabello antes de aplicar el shampoo y enjuagar bien en principio con agua tibia y finalmente agua fría, favoreciendo la circulación sanguínea.
Cepillar con un cepillo suave. Se aconseja de cerdas de camello. Limitar el uso de secadoras de pelo.
Promover la circulación en el cuero cabelludo con posturas del cuerpo invertidas de 3 a 4 minutos. Reemplazar los colorantes, lacas y geles por productos naturales.
No rascarse el cuero cabelludo ni tirar de él con demasiada intensidad ni frecuencia. Tener una alimentación rica en biotina (soya, avena, cebada, maíz), en silenio (cebollas, ajos, coles, pepinos, calabazas, manzanas) y cinc (apio, espárrago, borraja, higo, paltas, berenjena) Evitar el estrés y el insomnio.
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